Rio Gallegos - Santa Cruz. 23 de Noviembre del 2024
NEUQUEN

Sacudón en el escenario de campaña neuquina

En el MPN hay una sensación instalada, que es la del triunfo en las próximas elecciones. Sus dirigentes sienten fuerte al partido, y débil al resto de las estructuras que amenazan su continuidad en el gobierno. No perciben como una amenaza el contexto nacional, pese a su creciente agitación, porque también se sienten despegados de sus obligaciones hacia el oficialismo K, que de hecho será un adversario en abril.



En el Frente para la Victoria, se sintió el impacto de la coyuntura especial que originó la muerte del fiscal Alberto Nisman. No hay distrito en el país que pueda sentirse despegado de este ramalazo de odio y confusión que parece instalarse justo para el fin del gobierno de Cristina Fernández y en plena campaña electoral. Es indudable que se ha percibido directamente el efecto en quien conduce a los K neuquinos desde Buenos Aires, el actual jefe de Inteligencia, Oscar Parrilli.

El ex secretario general de la Presidencia es protagonista en esta historia llena de intereses, mafias, corporaciones, relaciones internacionales culposas, negocios, y crímenes nunca aclarados. Se ha evidenciado ante la opinión pública –con verdad o sin ella- su relación estrecha con el “soldado” Luis D’Elía, parte de un mecanismo de manejo de situaciones del poder que funciona muy bien en las sombras, con el estigma del vampiro: un rayo de sol lo descoloca, lo fulmina, lo incendia.

El kirchnerismo neuquino se alineó obviamente en defensa de la Presidente y en contra de los enemigos variopintos, encajados en los monopolios mediáticos, los intereses del capitalismo perverso, y otros folklorismos circunstanciales y a la vez cíclicos en la historia del peronismo. La Jauretche se reunió el viernes y emitió su previsible comunicado. No hubo mucho más. Por cierto, los candidatos guardaron un prudente bajo perfil respecto del tema, y la campaña K, que venía con un ritmo creciente, sufrió un sacudón, que seguramente no durará más allá de estas horas. Después de todo, el candidato es Ramón Rioseco, un hombre acostumbrado a sortear dificultades, experto en gambetear sellos ideológicos perdurables. Un pragmático progresista, de los que Neuquén tiene en abundancia, nacido a la sombra del gigantesco paraguas protector del híper-pragmatismo emepenista.

En el Nuevo Compromiso Neuquino, la acotada herramienta electoral que sostiene al candidato Horacio Quiroga, aspirante a absorber toda la energía anti-K y anti-Sapag que pueda generarse en el Neuquén del renacimiento petrolero, hay una moderada expectativa de buen desempeño. La recorrida, en plena marcha este fin de semana, por distintas localidades del norte y del sur, le ha servido al intendente capitalino para precisar aspectos de su estrategia política rumbo al 26 de abril, que seguramente se irán viendo en sus discursos y sus actos. La construcción de Quiroga está en proceso, es ladrillo sobre ladrillo, como la canción de Pink Floyd, pero un poco más trabajosa. En los primeros días de febrero, es posible que reciba el aval de la UCR, aunque todavía no estaba claro si ese partido, que Quiroga necesita conducir aunque sea a través de otros, irá con NCN en una misma lista o como lista colectora. Lo mismo se evalúa con el Frente Renovador de Sergio Massa, con el PRO de Mauricio Macri. Todos bailan alrededor de Quiroga, con distintos planteos y apetencias, y el único denominador común es el candidato a Gobernador. Cuando se anuncie el candidato/a a vice, se sabrá un poco más de cómo cuajará tanto laboratorio, tanto bebé de probeta con afán conquistador y de alternancia. Será en las próximas horas el alumbramiento.

Más allá de las sensaciones que se viven en cada sector de los tres que tallarán fuerte en los comicios de abril, el escenario evaluado desde una posición más objetiva se muestra inestable, con pocas seguridades. El gobierno neuquino selló su acuerdo con los dos gremios estatales más importantes, y se apresta a hacer lo mismo con los docentes. Ya aumentó, con ese acuerdo, el gasto salarial en 2.100 millones de pesos, en un contexto petrolero que no da garantías, más allá de la fe oficialista.

Es cierto que se sostienen los trabajos iniciados, que no hay despidos ni suspensiones ni equipos caídos. Pero también es cierto que es necesario implementar una ingeniería compleja mientras en el mundo el precio del petróleo se mantiene por debajo de los 50 dólares el barril. Nación seguirá subsidiando el precio porque está atrapada en la crisis generada por la caída de producción, sostenida en una década, y la pérdida de reservas. Esto no se corrige en un par de años, por más que YPF incremente su producción. El sindicato petrolero sabe que deberá entregar algo, porque será difícil mantener las fuentes de trabajo. Neuquén, como Estado, también seguramente resignará algo en este proceso de sostén. Las empresas, el eslabón más importante en esta cadena de producción petrolera, no son proclives a la heroicidad: mantendrán sus inversiones pero no a costa de perder plata.

Tanto Jorge Sapag como Omar Gutiérrez repiten una y otra vez que hay que tomarse las cosas con calma, porque Neuquén, y también el gobierno nacional, son meros espectadores de una movida especuladora internacional, que está más allá del alcance –modesto- de la Argentina, por más que Vaca Muerta sea el tercer reservorio en importancia de gas y petróleo no convencional.

Tal vez este escenario sea suficiente argumento para entender el énfasis que le ha puesto el MPN a su búsqueda de garantías para una paz social en el primer semestre del año. El futuro, de tan cerca que está, obliga a no mirar demasiado lejos. (Diariamente Neuquen)


Lunes, 26 de enero de 2015


 
 


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