RÍO GALLEGOS
“Qué raro que no tenés una marca”
Las dudas, aparentemente surgieron ese mismo 2017, y así lo manifestó una empleada de Susana Reyna, quien cuestionó la conducta de la familia en el velorio de la muerte de Vicente Maillo. Expresión que fue embestida por la defensa de los presuntos autores. También recordó que entre comentario y comentario, le cuestionó a su jefa, después que ella anunciara que había sufrido un robo, “–que raro que no tenés una marca”, y se excusó que había sido tiempo atrás”.
En el transcurso de la tarde, de la cuarta jornada del juicio por causa del crimen de Vicente Maillo que se realiza en el gimnasio de la Escuela de Policía, continuó la seguidilla de testigos, entre ellos Paola, una empleada de la peluquería Reyna’s, solicitada por la defensa, quien recordó lo ocurrido ese día: “Me enteré el miércoles a las 08.30 de la mañana, me dicen andá a la peluquería porque murió Vicente, y pregunté qué pasó. Tomé el colectivo con mi pareja, y al llegar a la esquina de Corrientes y Zapiola, y pensé acá pasó algo, y llegué. No veía a Susana por ningún lado”. Cuando la encontró: “no quise preguntarle. Había muerto su marido, pero no sabía de qué”, añadiendo que Susana: “estaba como shock, pero no hablaba. Nosotros nos mirábamos entre sí, para ver quién me decía algo, porque todavía no sabía nada todavía”. Fue un empleado del bazar quien les indicó a las chicas de la peluquería, lo que había sucedido: “No, lo que pasa es que a Don Vicente lo asaltaron anoche, y ahí entra Susana que cuenta lo que había sucedido, en su versión, ella cuenta que estuvo toda la noche amordazada, en el piso, que le entraron a robar, que estuvo atada, maniatada”, agregando que “naturalmente observo que tenemos el mismo tono de piel, y como ella cuenta que está maniatada, no tenía una muestra. Tampoco demostraba, ninguna situación de dolor, más que el stress que resaltaba más que su vena. Entonces, hago una pregunta estúpida y le digo –que raro que no tenés una marca, y me dijo que fue hace rato”. Además, explicó que los hijos Maillo, estaban: “En un rinconcito, también estaban nerviosos. No pude observar en ese momento con llanto, con dolor. Me costó mucho verlos a ellos, en esa postura porque a mí, si se me muere mi padre, estaría desolado. Eso fue lo que vi”. Respecto a la presencia de Luis Maillo en la ciudad, indicó: “no sabíamos que estaba En Gallegos. Nos enteramos porque”, si bien eran empleadas de la peluquería: “nosotros teníamos que ser buenas personas”, señalando que le hacían favores a María, la madre de Reina, “como ir a la panadería, ir a hacerle las compras, cosas así”, una de ellas fue a entregarle la comida a la mujer y cuando volvió al salón de la peluquería, les llamó la atención: “chicas, por qué no me dijeron que estaba Luisito?... Y ahí nos enteramos que estaba y nos empezamos a hacer preguntas. Eso fue, aproximadamente una semana antes”. Una de las cosas más llamativas para esta empleada fue que “durante cuatro años que trabajó en la peluquería, la familia entraba por la peluquería a la casa de la abuela, pero esa semana, entraban por el costado. Obviamente nos va a parecer extraño”. Ante la consulta de fiscal, sobre si había en el salón había cámaras de seguridad: “Si, había. Susana siempre nos observaba a través de las cámaras y funcionaban perfectamente”. Por otra parte se refirió a que la apariencia en la última semana de su patrona había cambiado, ya que siempre se destacó por su delgadez, su aspecto físico. Siempre arreglada, siempre prolija: “y esa semana Susana estaba ida, perdida, sin maquillaje, como muy dejada y encima había bajado mucho de peso, que estaba muy flaca”. En relación a Vicente, contrariamente a Susana, que se caracterizaba por ser una mujer llena de vitalidad, “él era una persona muy seca, y como no era mi jefe, no teníamos conexión”. El día, que se conoció la muerte de Maillo, la empleada se quedó a cuidar a María, madre de Susana, mientras ésta se fue a buscar ropa. Más adelante, se refirió a que fue testigo del maltrato por parte de María hacia su hija Susana, reclamándole ese día, posteriormente de conocerse el deceso de Vicente, como gritaba: “te dije que vos, no tenés que hablar con nadie. No me hacés caso, sos una pelotuda… “y sostuvo que fue “situación muy tensa y (Susana) se quedaba enojada, desvalida, nerviosa”. Ese día, cuando se queda sola con María, ambas ven que se estacionó “un auto lindo, ostentoso y bajan dos personas, a darle el pésame a la madre de Reina, que dice en voz baja– esta hija de puta! así se expresaba, pero cuando se acercan, ella se pone a llorar a mares”, trataron de apaciguarla y obviamente querían saber qué pasó. El hombre que trabajaba en seguridad pública, le dijo a María –que los muchachos sin querer habrán contado”, oportunidad que María aprovechó:-yo les dije, que si estos chicos llegan a contarle a alguien más…”, y prosiguió su testimonio diciendo “esa situación me molestó mucho, porque yo también soy empleada”. En cuanto, a lo que fue el velorio de Vicente Maillo, recordó que hablaron de muchas cosas con María, entre otras “que Luisito iba a seguir estudiando, buenos todas las cosas que iban a hacer, ahora que Vicente no estaba”, al ser interpelada por la abogada defensora sobré qué proyectos tenía, la joven dijo: “bueno, eso, departamentos. Obviamente, Susana se iría a Buenos Aires para superar esto”. Ante la última conversación con María, fue requerida nuevamente por la joven defensora para que explique qué le había resultado extraño: “Estamos en un entierro, hay una persona tibia y vos vas a charlar de proyectos. Nosotros, le seguimos la corriente, pensando que era debido al dolor”. Una frase que no resultó concluyente para la defensa y pidió explicaciones a lo aludido por Paola: “Viendo que tiene tanta experiencia en velorios, cual sería una actitud normal?, añadió la letrada, pero el propio presidente del tribunal intervino, y le solicitó “respeto al testigo, por lo que reformuló la pregunta. INFIDELIDADES Al parecer las infidelidades relatadas por Susana Reyna en su testimonio del día lunes, volvieron a tomar preponderancia, y es que Paola narró cómo “en una cena con las empleadas de la peluquería, Susana había ingerido un par de copas “y contó que Don Vicente le había sido infiel”, y por los comentarios de sus compañeras de trabajo se enteró de la relación entre Vicente y una amiga, así como las intenciones de separarse”, pero sin dar mayores precisiones. Cuarta día de un juicio, que se extenderá por el lapso de dos semanas, en donde abundan testimonios, que sostienen o acometen contras las estrategias montadas por la querella y la defensa. Aún resta saber si existió una premeditación de este crimen, y quizás un comentario nocturno al pasar, con empleadas que no cuestionarían, no resultaría tan inocente como se pretende.
Viernes, 12 de marzo de 2021
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